Hace 60 años nació Kalfrisa: Energía y Medioambiente. Estas palabras rigen nuestro día a día en políticas europeas, medios de comunicación y planes estratégicos de las principales multinacionales. Sin embargo, en la década de los 70, cuando la crisis del petróleo dominaba la actualidad, fue una apuesta visionaria. Energía y medioambiente como lema de una pyme denota un sector de actividad. Aplicada al sector industrial denota un espíritu de compromiso. Por supuesto, compromiso con la industria para mejorar la eficiencia de su proceso productivo y disminuir sus costes energéticos, pero también compromiso con minimizar su impacto medioambiental.
En los años 70, este espíritu se tradujo en aumentar la eficiencia energética, valorizando la recuperación de calor en la industria. En las siguientes décadas se continuó con la valorización de los residuos y desarrollando «máquinas» para la eliminación de los gases contaminantes inherentes a ciertos sectores industriales.
En el siglo XXI el camino a andar es la descarbonización de los procesos industriales. La compañía enfoca la descarbonización hacia un consumo de energía mínimo, responsable y de origen renovable. La realidad actual de muchos procesos industriales se basa en utilizar gas, petróleo y algo de carbón como materia prima o como combustible. Todos ellos combustibles fósiles químicamente basados en el elemento químico a des-utilizar: el carbono.
Kalfrisa desarrolla y adapta sus hornos, recuperadores, oxidadores térmicos, secadores y calentadores para afrontar este cambio del modelo energético, apostando por la electrificación y el uso del hidrógeno como vectores energéticos de transformación de los procesos térmicos de alta temperatura en la industria.
Es un camino largo y complicado, cuyo reto solo se puede plantear desde la colaboración con suministradores, clientes y organismos públicos. El reto, el destino y el compromiso con nuestra industria y sociedad actual y venidera nos lo exigen.
Entrevista hecha por elEconomista, aquí.